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Pasadas las nueve de la mañana del 17 de septiembre los Backstreet Boys pisaron suelo argentino. Ahí los esperaban cerca de doscientas fans, las cuales los siguieron en decenas de autos, peligrosamente, por la autopista hasta el hotel Hyatt. En este lugar habían más de mil quinientas fans, las que no se movieron de la puerta del Hyatt los tres días que estuvieron en Buenos Aires. No dormían hacía tres días y cuando arribó el bus que los transportaba desde el aeropuerto, acompañado por cinco motos de la policía que hacían sonar sus sirenas, la histeria fue total. Más aún cuando Nick asomó su cabeza por la ventanilla y empezó una ardua lucha por tocar o besar el bendito bus. Los chicos salieron en reiteradas oportunidades a saludar por las ventanas del hotel. Nick, el que más gusta entre las chicas, se asomó por una ventana del piso 10 y sacudió las manos. Al rato después hizo lo mismo desde el piso 11 y luego desde el noveno.
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